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El budismo en la Triple Frontera (parte II)

De vuelta al Templo Budista de Foz do Iguazu, podemos pensar sobre como varias tradiciones religiosas viajaron, a lo largo de la historia y por áreas diversas, como el desplazamiento de sus practicantes, por ejemplo. En el caso específico del budismo, monjes y laicos budistas recorrieron rutas de comercio (como la ruta de la seda) y establecieron caminos propios de diseminación de la doctrina del Buda, que los llevaron al Este Asiático. En el primer siglo de la Era Común, llegaron a China estudiosos budistas de origen indiano. Llevaron consigo narrativas sobre la vida del Iluminado, bien como sus enseñanzas, que fueron traducidas y diseminadas por el territorio chino. De allí la religión fue llevada a Corea (siglo IV) y al Japón (siglo VI). La difusión del budismo por el Tibet fue favorecida por traducciones de textos clásicos de la religión al tibetano por un monje indiano (siglo VIII) (MISHRA, P. Um fim para o sofrimento.O Buda no mundo. Rio de Janeiro: Record, 2011, p. 69-70).

En América Latina, el budismo fue introducido, por un lado, por medio de la inmigración de personas originarias del Este Asiático durante el siglo XX. Escuelas japonesas se difundieron bastante en Brasil, por ejemplo. Por otro lado, movimientos de la contracultura en las décadas de 1960 y 1970, la propagación del budismo tibetano en las Américas (debido al exilio del Dalai Lama, su amplia circulación internacional y su dedicación a la divulgación del mensaje budista) posibilitaron que la religión fuese practicada por personas de diversos grupos étnicos, no solo aquellas de origen asiática.

Cuando pensamos en las religiones en movimiento, reflexionamos también sobre sus formas de adaptación y transformación. En este sentido, a pesar de su origen indiano, el budismo también es chino, japonés, tibetano, coreano, birmano, cingalés… El Templo Chen Tien en Foz de Iguazú, vinculado a los procesos de inmigración china y taiwanesa  en la Triple Frontera, fue fundado en 1996. Pertenece a la Orden Budista Internacional, ligada a la escuela Mahayana. Dos corrientes principales de la práctica y pensamiento budista se delinearon a partir del siglo III antes de la Era Comun: Theravada (“escuela de los antiguos”) o Hinayana (“pequeño vehículo”), de un lado, y Mahayana (“grande vehículo”), de otro. De esa forma, los miembros de la Orden Budista Internacional aceptan no sólo la posibilidad de liberación individual, propuesta por el ‘’pequeño vehiculo’’ (o sea, de liberación del sufrimiento de las existencias humanas por medio de prácticas ascéticas individuales, con destaque para la meditación) como también la influencia compasiva y donadora de gracia de los  boddhisatvas, seres que se iluminan y que permanecen unidos al mundo y a las vivencias de los humanos como forma de facilitar y promover la liberación de todos los seres vivos.

Como propuesta final de reflexión de este posteo, sugerimos la película Un Buda (2005), del director Diego Rafecas. El enredo aborda de forma inteligente y divertida la relación de un joven argentino con el zen budismo y con las opciones políticas de sus padres, marcadas por la experiencia pasada de la dictadura. 




El budismo es también Latinoamericano. Por qué no?!


Estudiantes y profesores de UNILA, con Sr. Eduardo, guía del Templo (de camiseta verde), de visita al Templo Budista de Foz de Iguazú (21 de mayo de 2016). Foto: Adriana Farias, estudiante de Antropología.

Foto: Lucio Eiji Fukumoto, estudiante de Antropología.

Indicamos como bibliografía introductoria al estudio de la presencia Este Asiática en América Latina: BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO. Cuando Oriente llegó a America. Contribuciones de inmigrantes chinos, japoneses y coreanos. Washington, D.C.: BID, 2004.

Profa. Mirian Santos Ribeiro de Oliveira

Traducido por: Mariela Melgarejo 
Revisión de la traducción: Mirian Oliveira

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