Pular para o conteúdo principal

Literatura e Historia: la literatura como fuente para la historia

Como las obras de literatura pueden ser usadas como fuentes por el historiador? Como pueden ayudarlo a conocer mejor una época o una sociedad? Ciertamente la literatura no funciona como banco de datos, o registro de informaciones históricas precisas (fechas, diálogos, eventos), ha ser extraídos por el historiador. ¿Qué podemos buscar en la literatura, por tanto, para nuestros estudios históricos?
La historiadora brasileña Sandra Jatahy Pesavento (1946-2000) se dedico  a pensar ese uso de la literatura en cuanto fuente en estudios como ‘’El mundo como texto: lecturas de la Historia y de la Literatura’’ (PESAVENTO, 2003).
Pesavento discute en ese texto dos tipos de relaciones entre esas escritas: la relación epistemológica, envuelta a pensar las fronteras entre verdad y ficción, y el uso de la Literatura como fuente por la historiografía. En el segundo caso (sobre el primero hablaremos más en nuestro próximo post), Pesavento resume lo que el historiador puede (y no puede) esperar como resultado de la lectura de obras de ficción:
Si el historiador estuviese preocupado con fechas, hechos, nombres de un acontecimiento, o si buscara la confirmación de los acontecimientos del pasado, la literatura no será la mejor fuente a ser usada… Pero, si el historiador estuviera interesado en rescatar las sensibilidades de una época, los valores, razones y sentimientos que movían las sociabilidades y daban el clima de un momento dado en el pasado, o en ver como los hombres representaban a si propios y al mundo, la Literatura se transforma en una fuente muy especial para su trabajo (PESAVENTO, 2003, p. 39).
Sensibilidades, valores, razones, sentimientos, representaciones, están entre los aspectos del pasado que la Literatura ayuda a revelar. Pesavento hace todavía una observación metodológica de fundamental importancia: ‘’La Literatura (…) es siempre fuente de sí  misma, o sea, dice sobre el presente de su escrita y no sobre la temporalidad de lo narrado’’ (PESAVENTO, 2003, p. 39). Esto es, un romance cuya narrativa se pasa en un periodo histórico distinto al de su autor nos dice mas sobre el momento histórico en el cual el romance fue escrito, de que sobre el momento en el cual se pasa la narrativa. Por ejemplo, el romance O Guaraní, de José de Alencar, publicado en 1857, desenvuelve una narrativa que se pasa en el inicio del siglo XVII, al inicio de la colonización portuguesa de América, en particular de Rio de Janeiro. La lectura de la obra, sin embargo, nos permite comprender mas al respecto de la mentalidad de la sociedad y de la época de su autor, José de Alencar (1829-1877), esto es, la cultura letrada del Segundo Imperio brasileño y, en particular, el romanticismo, del que sobre el Rio de Janeiro del inicio del siglo XVII. Eso si buscáramos, como aconseja Sandra Pesavento, no informaciones y registros de eventos históricos, pero valores, sensibilidades y representaciones.
Lo mismo vale para obras de ficción que representan no lo pasado pero si el futuro. Utopías (o distopias, narrativas de futuros sombríos para la humanidad) igualmente nos dicen mas sobre los temores y expectativas al respecto del futuro existente en la época en que los libros son escritos, de que sobre previsiones concretas sobre el porvenir. En ese sentido, comparando las diversas formas de representación del futuro a lo largo del tiempo, podemos escribir una ‘’historia del futuro’’, u observar los diferentes ‘’futuros pasados’’  (como en la expresión de Reinhardt Koselleck), las imaginaciones del futuro que quedaron en el pasado.
Cerramos nuestro post con dos indicaciones: la bibliografía de Sandra Jatahy Peavento fue digitalizada, y esta disponible en el sitio del Instituto Histórico y Geográfico de Rio Grande del Sur, en la dirección: http://www.ihgrgs.org.br/. La iniciativa, procedente de la familia de la historiadora, se vuelve accesible (gratuitamente) el conjunto de la obra de la autora, marcada por varios intereses, y variadas reflexiones sobre la Historia Cultural, y las fronteras entre Historias y Literatura.

Por fin, sugerimos también el video abajo, en el cual el historiador Sidney Chalhoub discute las relaciones entre Historia y Literatura:


Referencia bibliográfica:

PESAVENTO, Sandra Jatahy. O mundo como texto: leituras da História e da Literatura. História da Educação, ASPHE/FaE/UFPel, Pelotas, n. 14, p. 31-45, set. 2003.

Prof. Pedro Afonso Cristovão dos Santos

Traducido por: Mariela Raquel Melgarejo


Postagens mais visitadas deste blog

A perspectiva na pintura renascentista.

Outra característica da pintura renascentista é o aprimoramento da perspectiva. Vejamos como a Enciclopédia Itaú Cultural Artes Visuais se refere ao tema: “Técnica de representação do espaço tridimensional numa superfície plana, de modo que a imagem obtida se aproxime daquela que se apresenta à visão. Na história da arte, o termo é empregado de modo geral para designar os mais variados tipos de representação da profundidade espacial. Os desenvolvimentos da ótica acompanham a Antigüidade e a Idade Média, ainda que eles não se apliquem, nesses contextos, à representação artística. É no   renascimento   que a pesquisa científica da visão dá lugar a uma ciência da representação, alterando de modo radical o desenho, a pintura e a arquitetura. As conquistas da geometria e da ótica ensinam a projetar objetos em profundidade pela convergência de linhas aparentemente paralelas em um único ponto de fuga. A perspectiva, matematicamente fundamentada, desenvolve-se na Itália dos séculos XV e

"Progresso Americano" (1872), de John Gast.

Progresso Americano (1872), de John Gast, é uma alegoria do “Destino Manifesto”. A obra representa bem o papel que parte da sociedade norte-americana acredita ter no mundo, o de levar a “democracia” e o “progresso” para outros povos, o que foi e ainda é usado para justificar interferências e invasões dos Estados Unidos em outros países. Na pintura, existe um contraste entre “luz” e “sombra”. A “luz” é representada por elementos como o telégrafo, a navegação, o trem, o comércio, a agricultura e a propriedade privada (como indica a pequena cerca em torno da plantação, no canto inferior direito). A “sombra”, por sua vez, é relacionada aos indígenas e animais selvagens. O quadro “se movimenta” da direita para a esquerda do observador, uma clara referência à “Marcha para o Oeste” que marcou os Estados Unidos no século XIX. Prof. Paulo Renato da Silva. Professores em greve!