Discutimos
en el blog las posibilidades de una historia del tiempo presente. Esa discusión
evoca una mirada sobre nuestro presente. La atención a la historia del tiempo
presente sería un indicio del peso que el presente ejerce hoy, en detrimento
del pasado y del futuro, ¿en nuestra experiencia del tiempo? ¿Estaríamos viviendo una época marcada por el
presentismo?
El presentismo, concepto trabajado por el
historiador francés François Hartog, remite a un régimen de historicidad,
especifico de nuestro momento histórico. Regímenes
de historicidad, a su vez, son categorías analíticas, instrumentos que el/a
historiador/ra puede utilizar para pensar la experiencia del tiempo de cada
época especifica (como destaca Hartog, presentismo es una hipótesis, y régimen
de historicidad, el instrumento para examinarla, “y ambos se completan
mutuamente’’, HARTOG, 2014, p. 11). Aproximándose de las reflexiones del
historiador alemán Reinhardt Koselleck, Hartog delinea la presencia de
regímenes de historicidades específicos en el Occidente. Hasta el final del
siglo XVIII, a grueso modo, la experiencia del tiempo occidental privilegiaría
el pasado. Del pasado, de la historia, sacaríamos las lecciones y orientaciones
para nuestra vida en el presente, y el futuro presentaría apenas algunas
modificaciones de las mismas experiencias ya vividas. Se concebía a la
naturaleza humana como esencialmente inmutable, por lo tanto, causas y
motivaciones semejantes generarían eventos semejantes. El paso del siglo XVIII
al siglo XIX, eventos como la Revolución Francesa traería un cambio en esa
experiencia del tiempo: el futuro se
convirtió en la instancia de referencia. El
pasado pasó a ser visto como radicalmente diferente del presente, incapaz de
enseñar algo, y el presente, como un tiempo de transición, en dirección al
futuro, al progreso, el lugar de referencia para nuestras acciones, planes y
expectativas.
Los
eventos del final del siglo XX, inicio del siglo XXI, sin embargo, habrían
cambiado nuevamente nuestra experiencia del tiempo. El fin de la Unión
Soviética y del socialismo realmente existente, y un creciente pesimismo con
relación al liberalismo y al capitalismo, hizo que el futuro dejase de ser
visto como objetivo de nuestras esperanzas, y pasase a ser encarado con miedo,
como la perspectiva de una catástrofe climática y ambiental nos muestra. Por
otro lado, el pasado continúa incapaz de ofrecernos lecciones, pues seguimos
viéndolo como un tiempo radicalmente diferente del nuestro. Lo que viviríamos
actualmente, según esa hipótesis, sería una especie de ´´largo presente´´ sin
volvernos hacia el futuro, y tampoco hacia el pasado.
El presentismo (neologismo inspirado en
´´futurismo’’), ese ‘’presente omnipresente’’ en el cual vivimos (HARTOG, 2014,
p. 14), seria marcado tanto por una experiencia de constante aceleración del
tiempo, como de estancamiento, de ausencia de horizontes:
De un lado, un tiempo de flujos, de la
aceleración de una movilidad valorizada y valorizante; por otro, (…) la
permanencia de lo transitorio, un presente en plena desaceleración, sin pasado
– sino de un modo complicado (más todavía para los inmigrantes, los exiliados,
los desalojados), y sin futuro real tampoco (el tiempo del proyecto no está abierto
para ellos). El presentismo, así puede, ser un horizonte abierto o cerrado:
abierto para cada vez más aceleración y movilidad, cerrado para una
sobrevivencia diaria y un presente estancando (HARTOG, 2014, p. 14-15).
De ese modo, ese presente es marcado, tal vez,
por una paradoja: aceleración del tiempo y movilidad constantes, mudanzas a
todo momento; mudanzas, sin embargo, que no llevan a un futuro proyectado, solo
a más mudanzas. Un presente que deja de ser transición para el futuro y se
vuelve en un estado de constante cambio y precarización. Las seguidas
actualizaciones tecnológicas, la obsolescencia programada y el desecho de lo
que se vuelve cada vez más rápidamente ultrapasado, serian evidencias del régimen
‘’presentista’’. A eso se le suma, apunta Hartog, la visión de un ‘’futuro
percibido, no más como promesas, sino como amenaza; sobre la forma de
catástrofes, de un tiempo de catástrofes que nosotros mismos provocamos’’ (HARTOG,
2014, p. 15). Hartog usa también el ejemplo de las ciudades actuales, a partir
del concepto de junkspace, formulado
por el arquitecto holandés Rem Koolhaas habla en ‘’ciudades genéricas’’,
ciudades sin historia (aunque preserven paseos históricos por algunos barrios
específicos), en procesos constantes de ‘’autodestrucción y renovación local, o
entonces en una precariedad habitacional ultrarrápida’’ (HARTOG, 2014, p. 15).
Barrios en seguidos procesos de valorización y desvalorización marcan la
dinámica de las ciudades actuales. Los aeropuertos serian la expresión máxima
de esas lógicas, espacios de las escaleras mecánicas y del aire acondicionado,
en constantes expansión y renovación.
Interior del aeropuerto de Foz de Iguazú en 2010 (imagen extraída de
http://jie.itaipu.gov.br/node/42951, acceso en 01/06/2017)
Por tanto, se debe resaltar,
el carácter conceptual de los ‘’regímenes de historicidad’’, como dijimos más
arriba. Son instrumentos para ayudar al historiador a pensar en una época y su
relación con el tiempo, hipótesis de trabajo, no evidentes en sí. Por otro
lado, como destaca Mateus Pereira (PEREIRA, 2011, p. 63), es necesario notar la
posibilidad de coexistencia de diferentes regímenes de historicidad. El
presentismo sería, entonces, no el único, pero el principal de los regímenes de
nuestra época, conviviendo con otras experiencias del tiempo.
Considerando el presentismo
como hipótesis, ¿que nos diría ese régimen sobre el lugar de la historia en las
sociedades actuales? Las reflexiones sobre la historia ¿que importancia tiene
en un presente que se comprende diferente del pasado, pero sin ser una
transición para el futuro?
Referências bibliográficas:
HARTOG, François. Regimes de historicidade: presentismo e
experiências do tempo. Tradução de Andréa S. de Menezes, Bruna Breffart,
Camila R. Moraes, Maria Cristina de A. Silva e Maria Helena Martins. Belo
Horizonte: Autêntica, 2014.
PEREIRA, Mateus
Henrique de Faria. “A história do tempo presente: do futurismo ao presentismo?”
Humanidades, no. 58, junho de 2011,
p. 56-65.
Prof. Pedro Afonso Cristovão dos Santos
Traducido por:
Mariela Raquel Melgarejo López
Revisión: Pedro Afonso Cristovão dos
Santos