Pular para o conteúdo principal

Los indígenas para las historias nacionales en América Latina

Como los indígenas fueron incorporados a las historias nacionales latino-americanas? La respuesta a esa cuestión envuelve una larga investigación, pero aquí en el blog podemos levantar algunas interpretaciones iníciales sobre el lugar de los indígenas en la historia, relacionadas a las visiones sobre su lugar en las propias sociedades. Tales interpretaciones marcaron la escrita de la historia del siglo XIX al siglo XX.
Para el historiador argentino Fabio Wasserman, la visión de los historiadores de la región del Rio de la Plata y de Chile en el periodo pos-independencia sufrió cambios a lo largo del siglo XIX. De modo general, los indígenas eran, para los historiadores de entonces, abstracciones. Eran un pasado parte del presente, pues se consideraba que no habían sufrido transformaciones históricas significativas en su modo de vida. Había un consenso al respecto de su futura desaparición, o por absorción a la sociedad criolla, por extinción o eliminación por las manos de los blancos. Sin embargo, en el momento inmediato a las independencias, hay una reivindicación de los pueblos indígenas en el discurso independentista, como parte de la desvalorización del periodo colonial. Los indígenas aparecen como víctimas de la opresión colonial, y su lucha como antecesora de la lucha de los criollos independentistas. La figura de Tupac Amaru (1738-1781), líder de rebelión contra el poder español en 1780-81, es recuperada; en Chile, los araucanos son valorizados como predecesores de los chilenos (los araucanos, pero no los mapuches, presentes en la sociedad chilena de entonces), remitiendo a la llamada ‘’Guerra de Arauco’’, el choque entre los españoles e indígenas a lo largo del periodo colonial. El evento ya había sido exaltado en el poema épico La Araucana, de Alonso de Ercilla, en el siglo XVI (1574-1589).
Esa vision cambia después de las independencias, y con el avance del siglo XIX. Los indigenas pasan a ser vistos como incapaces de incorporarse en la sociedad republicana moderna, sobretodo por la intelectualidad argentina (Sarmiento, Alberdi, Vicente Fidel López, entre otros), escribiendo sobre su pais y sobre Chile, donde muchos pasaron al exilio durante el periodo de gobierno de Juan Manuel Rosas (1829-1852). Esa incapacidad de incorporación los llevaria a la extinción por absorción o eliminación. Los españoles pasaron a ser vistos como predecesores de los chilenos y argentinos del siglo XIX. En la elite intelectual chilena, tres actitudes podrian ser dicernidas en ese momento, según observa Fabio Wasserman: el repudio incondicional a los indigenas; su reivindicación simbólica o retorica; o su valorización como sujetos aptos a la integración a las sociedades republicanas. Los indígenas hacían parte, en el siglo XIX, del problema de las fronteras de los Estados Nacionales recién criados. A medida que chilenos y argentinos avanzan sobre territorios indígenas a lo largo del siglo, crece el discurso depreciativo sobre esas poblaciones. Mismo los discursos positivos  no pretendían la valorización del modo de vida indígena, pero antes exaltaban su supuesta capacidad de incorporación a la sociedad blanca. Esto es, las etnias valorizadas eran aquellas que la elite blanca consideraba más aptas a ser asimiladas a las sociedades criollas.
En Brasil el debate envolvió también la relación entre la inserción del indígena en la historia y su inserción en la sociedad presente de entonces. Para Francisco Adolfo de Varnhagen, por ejemplo, autor de la Historia General del Brasil (1854-57), los indígenas no formarian parte de la historia del Brasil; eran objeto para la etnografia. Esa distinción hace parte de las orígenes de la delimitación entre las disciplinas de la historia y de la antropología en Brasil, y tiene en su base una actitud negativa en relación a los indígenas: estaban excluidos de la historia porque eran, de hecho, pueblos sin historia, en la visión de Varnhagen. Tal distinción impactaría la historiografia brasileña hasta las ultimas décadas del siglo XX, según John Manuel Monteiro (MONTEIRO, 2001, p. 4). Los historiadores seguiran considerando los indígenas como tema, prioritariamente de la antropología. El Brasil del siglo XIX tenía también sus defensores de los indígenas, como el poeta e historiador Gonçalves de Magalhães, autor del poema La Confederacion de los Tamoyos (1857). Parte del indianismo romántico que se encontraba en vigor entonces, Magalhães criticaba Varnhagen por considerar a los indígenas pueblos nómadas y de población reducida (e insignificante) cuando llegaron los portugueses. Los consideraba, por su vez, agricultores (por tanto con derechos legítimos de propiedad de sus tierras), y con afluencia populacional suficiente para que dejaran marcas en la constitución de la sociedad brasileña. Por otro lado, la incorporación de los indígenas en cuanto ‘’brasileños’’ apuntaba para su asimilacion a la sociedad brasileña en formación, y, por consiguiente, para la eliminación de sus modos de vida propios. Estos debates ocurrieron en el siglo XIX en medio de discusiones sobre como el gobierno imperial brasileño deveria actuar en relación a las poblaciones indígenas del imperio: buscaria su absorción cultural por medio de la educación (o de la catequesis, con auxilio de la Iglesia Católica)? Buscaria su incorporación forzada como mano de obra? O abanzaria sobre sus tierras con el uso de la fuerza, mismo que eso llevase a su eliminación física?
Hay muchos otros capítulos para esa historia, a partir de las teorias científicas (y racistas) del paso  del siglo XIX para el siglo XX, de la posterior valorización del mestizage en el pensamiento latino-americano, la perspectiva más culturalista que racial a partir de los años 1920/30, la etnogenesis como abordage a partir de los años 1970. Llamamos atención aquí, brevemente, para algunas de las primeras visiones sobre la incorporación de los indígenas en la historia y las sociedades latino-americanas, intentando proporcionar una perspectiva histórica a esa cuestión.  Vivimos un momento en que presenciamos importantes iniciativas de valorización de los saberes y modos de vida indígenas, sobretodo a través de los abordages pós-coloniales y descoloniales, así cómo la búsqueda de nuevas epistemologías en diferentes campos del saber; incluso la diferenciación estricta entre Historia y Antropología ya fue repensada en varios contextos. Como podemos entonces, hoy, pensar  los indígenas y la historia (conjugada a la antropologia )? Como podemos pensarlos no apenas en cuanto objeto de estudio de los historiadores, pero como sujeto de un conocimiento sobre sus experiencias? El propio concepto de historia, en la creación y sentido occidental, es útil, y una necesidad, para las poblaciones indígenas? Tendrían ellos otras formas de representación del pasado y de sus experiencias epistemologicamente distintas?

Referencias bibliográficas e indicaciones de lectura:

MAGALHÃES, D. J. G. de. Os Indigenas do Brasil perante a Historia. Revista Trimensal do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, tomo 23, 1860, p. 3-66.
MONTEIRO, John Manuel. Tupis, tapuias e historiadores. Estudos de história Indígena e do Indigenismo. Tese apresentada para concurso de livre-docência. Campinas: Unicamp, 2001.
MOREIRA, Vânia. O ofício do historiador e os índios: sobre uma querela no Império. Revista Brasileira de História. São Paulo, v. 30, no 59, p. 53-72, 2010.
PUNTONI, Pedro. A Confederação dos Tamoyos de Gonçalves de Magalhães. A Poética da História e a Historiografia do Império. Revista Novos Estudos Cebrap, no 45, julho de 1996, p. 119-130.
VARNHAGEN, Francisco Adolfo de. Discurso Preliminar. Os Indios ante a Nacionalidade Brazileira. História Geral do Brasil, antes de sua separação e independência de Portugal. Rio de Janeiro: Em Caza de E. e H. Laemmert, tomo II, 1857. Utilizamos a edição digital da Brasiliana Digital da USP, http://www.brasiliana.usp.br/bbd/handle/1918/01818720, acesso em setembro de 2016.
WASSERMAN, Fabio. Entre Clio y la Polis. Conocimiento histórico y representaciones del pasado en el Río de la Plata (1830-1860). Buenos Aires: Editorial Teseo, 2008.

Prof. Pedro Afonso Cristovão dos Santos

Traducido por: Mariela Raquel Melgarejo López 

Postagens mais visitadas deste blog

A perspectiva na pintura renascentista.

Outra característica da pintura renascentista é o aprimoramento da perspectiva. Vejamos como a Enciclopédia Itaú Cultural Artes Visuais se refere ao tema: “Técnica de representação do espaço tridimensional numa superfície plana, de modo que a imagem obtida se aproxime daquela que se apresenta à visão. Na história da arte, o termo é empregado de modo geral para designar os mais variados tipos de representação da profundidade espacial. Os desenvolvimentos da ótica acompanham a Antigüidade e a Idade Média, ainda que eles não se apliquem, nesses contextos, à representação artística. É no   renascimento   que a pesquisa científica da visão dá lugar a uma ciência da representação, alterando de modo radical o desenho, a pintura e a arquitetura. As conquistas da geometria e da ótica ensinam a projetar objetos em profundidade pela convergência de linhas aparentemente paralelas em um único ponto de fuga. A perspectiva, matematicamente fundamentada, desenvolve-se na Itália dos séculos XV e

"Progresso Americano" (1872), de John Gast.

Progresso Americano (1872), de John Gast, é uma alegoria do “Destino Manifesto”. A obra representa bem o papel que parte da sociedade norte-americana acredita ter no mundo, o de levar a “democracia” e o “progresso” para outros povos, o que foi e ainda é usado para justificar interferências e invasões dos Estados Unidos em outros países. Na pintura, existe um contraste entre “luz” e “sombra”. A “luz” é representada por elementos como o telégrafo, a navegação, o trem, o comércio, a agricultura e a propriedade privada (como indica a pequena cerca em torno da plantação, no canto inferior direito). A “sombra”, por sua vez, é relacionada aos indígenas e animais selvagens. O quadro “se movimenta” da direita para a esquerda do observador, uma clara referência à “Marcha para o Oeste” que marcou os Estados Unidos no século XIX. Prof. Paulo Renato da Silva. Professores em greve!